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Mercado laboral colombiano


El análisis del mercado laboral debe fundamentarse en la relación existente entre el crecimiento económico y los niveles de empleo para el país. En el caso de Colombia sigue existiendo una rigidez de tipo institucional dentro de este contexto, lo cual impide tener avances visibles en materia de empleo.

Para ésto podemos tomar como  ejemplo las políticas restrictivas que determinan la cuantía monetaria del salario mínimo en Colombia. En las cuales se ve un caso típico de intervención estatal en el funcionamiento del mercado, todo esto con el firme propósito de garantizar un nivel de vida mínimamente digno* para la clase trabajadora del país. También hay que reconocer que estas medidas han traído consigo efectos controvertidos y no muy favorables para el mercado del capital humano y sobre la economía en general. 

Las bases de fijación del salario mínimo han sido cambiantes, prueba de ello es la política de fijación de un piso para establecer un tope mínimo de ingreso para los trabajadores, política que se ha venido aplicando desde el año 1955 siguiendo una serie de parámetros dentro de los cuales podemos mencionar: la meta de inflación, la productividad esperada para el año siguiente, la contribución de los salarios al ingreso nacional y el incremento del producto interno bruto (PIB).

Por otra parte cabe mencionar un factor que es determinante y que no es evidente para el ciudadano del común, y que algunos estudiosos de la ciencia económica están a favor mientras que otros están en contra, y es si incrementos muy altos en el ingreso de las personas conllevaría a un consumo desmedido de bienes y servicios,   lo que implicaría a su vez indices inflacionarios muy elevados y como consecuencia de esto a cifras de desempleo muy altas; o si por el contrario, conduciría a un estimulo en la producción de las empresas, obligándolas de esta manera a contratar a un mayor número de personas, que les permita ampliar el capital humano  a su disposición posibilitándole de esta manera cubrir con todas las necesidades del mercado.

Volviendo al tema, se dice que existe una relación significativa y positiva entre ingreso y educación. Por ésta razón se considera la expansión educativa como un factor determinante en los procesos de apertura económica de una nación, de manera que la tasa de retorno de la educación se vea reflejada en la rentabilidad de la mano de obra calificada. En especial esta apertura es considerada como el factor determinante en la sustitución  de trabajadores no calificados por calificados sobre todo en el sector industrial.

En conclusión, se puede decir que aunque la duración del desempleo se ha incrementado en las últimas décadas, los grupos vulnerables siguen siendo los mismos. Por lo que se deben adoptar políticas de generación de empleo donde se considere no solo la influencia del ciclo económico, sino también medidas que favorezcan directamente a los grupos sensibles a esta problemática como los jóvenes, mujeres y trabajadores menos calificados.


El narcotráfico y su impacto en la economía colombiana

El narcotráfico es definido como la actividad de comercializar  ilícitamente drogas tóxicas en grandes cantidades. Estas sustancias son tan variadas como la manera en que se distribuyen. Entre las más conocidas están: la cocaína, la marihuana, la heroína, las drogas sintéticas entre muchas otras. Es de precisar que cada vez  las hay de mejor calidad y más potentes.

Desde el inicio del auge del narcotráfico en los años setenta y el consecuente aumento en el consumo por parte de los países industrializados, se inició una batalla directa contra esta actividad  que a la fecha ha sido insignificante no solo por derrotarla sino al menos por controlarla.

Oficialmente la guerra contra el narcotráfico en Colombia se inició durante el mandato del entonces presidente de la república Belisario Betancur Cuartas (periodo de 1982 – 1986) tras el asesinato del ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, acto que fue perpetrado por órdenes directas de los llamados “extraditables” (alianza entre carteles de la droga colombiana) como medida de represión a los acuerdos unilaterales que se formalizaban en ese entonces entre los gobiernos de  Colombia y Estados Unidos para  la extradición de aquellos individuos que incurrieran en este tipo de delito y pagaran sus condenas en centros penitenciarios de ese país del norte.

Colombia ha tenido cuatro de los carteles más poderosos del mundo (cartel de Medellín, cartel de Cali, cartel del Norte del Valle y el cartel de la Costa Atlántica) por esta y otras razones el país llegó a ser considerado el principal productor y distribuidor de cocaína a nivel mundial. Lo que repercute de manera negativa tanto en el ámbito internacional como en el local. Provocando todo esto consecuencias funestas para  el crecimiento socio-económico del país.

Las cifras en ganancias anuales de este negocio ilegal trascienden cualquier límite de lo real, son abismales desde cualquier punto de vista, tanto en menor proporción como las cantidades destinadas por el gobierno para combatirlo; pues evidentemente estas organizaciones ilegales o grupos armados en la mayoría de los casos se han adueñado de esta actividad ilícita como modelo preferido para su financiación.  En la actualidad este contexto también es asociado y aplicado a las denominadas bandas criminales emergentes ó Bacrim.

Es de precisar que el narcotráfico a pesar de ser combatido por el estado nunca dejó de crecer, ni tampoco su capacidad de violencia. Esta última y la criminalidad de manera mancomunada con las drogas y su distribución, causan grandes y graves perjuicios a la estabilidad económica de cualquier país.

Para mencionar algunas implicaciones socio-económicas de esta actividad ilícita, basta con preguntarnos ¿Cuántas hectáreas de tierra productiva se están empleando para la siembra de la hoja de coca y no para el cultivo de alimentos? ¿Cuántos campesinos han sido despojados de sus  tierras para darle este tipo de usos inadecuados  aumentando así el número de personas que se han convertido en desplazados y a la vez en desempleados? No olvidemos tampoco la contraparte de este contexto donde encontramos  los consumidores de estas sustancias, la mayoría de ellos jóvenes los cuales en medio de su irreversible e incontrolable adicción van en deterioro de su propia salud, todo esto se refleja en el alto número de muertes  ocasionadas anualmente por este consumo insaciable. Sumémosle además los altos índices  de violencia y criminalidad con los que contribuye este entorno caótico conformado por agentes productores y agentes consumidores.

Como conclusión se puede afirmar que a la fecha, la estrategia colombiana  ha sido exitosa en el logro de su principal objetivo: la reducción considerable del  narcoterrorismo, en cambio ha sido poco eficaz al combatir la producción y comercialización de las drogas. En realidad la represión de la actividad es un poco desorganizada pues se orienta más a satisfacer los intereses de Estados Unidos que a lograr resultados concretos.